El autoengaño y cómo hacernos daño

Es complicado encontrar alguien que sea capaz de reconocer las propias emociones. Cuando nos lanzamos al autoengaño, reprimiendo la tristeza, el miedo, el enfado hacia situaciones que tienen que provocar todo eso, nos hacemos daño a nosotr@s mism@s.

No sé si es un problema de películas, de cuentos, fantasías, de exigencias, de perfeccionismo, o de la identificación que hacemos con el éxito, no sólo con tener el cuerpo perfecto, el mejor trabajo, la mejor familia, las mejores cosas materiales, sino además que no nos ocurra nada “malo”. A más edad, más duelos, pérdidas, frustraciones, pero evidentemente no sólo eso. Afrontarlas nos hace más fuertes (y tranquil@s, estamos preparad@s para sobrevivir a cualquier emoción), negarlas van a hacer que salgan de manera descontrolada en forma de enfermedades psicosomáticas o mentales.

No sentir emociones, es estar muert@ como dice la psicóloga Susan David en su magistral conferencia TED.